lunes, 16 de mayo de 2016

“ FÓRMULA PARA EL SERVICIO ”

«Aunque he sufrido mucho por los problemas que me han causado algunos judíos, con toda humildad he cumplido con lo que el Señor Jesús me ha ordenado.»
Hechos 20:19 TLA


Mientras viaja el apóstol Pablo hacia Jerusalén, deseando llegar para el día del pentecostés, se detuvo en Mileto y allí, reunido con los líderes de la Iglesia quienes mandó llamar en Éfeso, abrió su corazón y les compartió un mensaje de despedida, sintiendo que ya no podría visitar más a las Iglesias de la región. Comienza diciéndoles la manera como de había comportado, desde el primer día que había estado en Asia. A excepción de Jerusalén y Antioquía, en el último tercio del primer siglo, Éfeso llegó a ser la Iglesia más importante en Asia menor. Los ancianos de la Iglesia fueron amonestados a conservar la pureza de la doctrina y la conducta.

En cuanto al papel como siervo de Dios, se ubica como esclavo, sujeto a servidumbre. En Romanos 1:1 se autonombra “siervo de Jesucristo”, usando el término griego “doulos” que significa esclavo. Explica que le sirve al Señor con toda humildad, es decir: “con la disposición mental a ser humilde”, actitud que los romanos menospreciaban, pero que es favorita del apóstol Pablo. Menciona que sirvió al Señor Jesús “con muchas lágrimas”, es decir que era sensible, con un corazón tierno, muy humano. El tercer elemento de su servicio a Dios y a la Iglesia es teniendo pruebas, especialmente por las asechanzas de los judíos.

La fórmula del servicio del apóstol Pablo con humildad, con muchas lágrimas y con muchas pruebas, siguen siendo las características de muchos pastores, evangelistas y misioneros de nuestro tiempo.

Guadalupe Ruiz, Carmelio Solórzano, Tomás Betanzos y Abraham González, son solamente unos pocos de los pastores que en el sureste de la república Mexicana entregaron su servicio a Dios con lágrimas, con muchas pruebas y en una actitud humilde, sin el reconocimiento de nadie, en el anonimato, sin alarde, sin trofeos ni medallas, pero con una satisfacción que no les cabía en el pecho.

El modelo paulino de servicio a Dios puede ser el nuestro también. No hay nada más bendecido que servir a Dios con alegría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario