martes, 3 de enero de 2017

La Biblia en un año

Inicia el año y comienzan los propósitos, aquello que anhelas alcanzar, con una fortaleza renovada de lograr aquello que te propongas. Y si este año te has desafiado ya sea por primera, segunda o cualquiera que sea la vez, en la lectura Bíblica, a continuación te dejaremos un plan anual. A través de este plan descubrirás al Dios verdadero, su amor y propósito para tu vida, además estaremos publicando una porción de la lectura diaria para animarte a continuar con ella. Oramos para que este año que inicia el Señor te conceda la fortaleza y sabiduría para lograr aquello que anhela tu corazón y sea de mucha bendición. 


martes, 2 de agosto de 2016

Como mejor nuestras habilidades como Padres?

Recibimos educación entre 12 y 20 años o más para prepararnos para el mundo laboral y para la vida en general, y, sin embargo, no recibimos educación para la tarea más difícil con la que nos vamos a encontrar: ser mamá o papá. Tenemos que ir aprendiendo. Hacemos algunas cosas bien y otras mal. Y más a menudo de lo que quisiéramos, tenemos la sensación de que estamos haciendo algo mal como padres.

La clave es aprender de nuestros errores. Aquí hay tres cosas sencillas en las que podemos enfocarnos y que pueden tener un gran impacto en la vida de nuestros hijos.


1. Da más ánimo que órdenes

Controlar el comportamiento de nuestros hijos es una de las tareas más difíciles respecto a la paternidad. Me encuentro a mí mismo diciendo “no” tantas veces que estoy comenzando a pensar que necesito aprender otros idiomas para dejar de repetirme. Con el tiempo, el poder del ánimo en el desarrollo de nuestros hijos se ha ido documentando (así como el efecto negativo de alabarles de forma desmedida). Ninguno de nosotros estará en desacuerdo con que debemos elogiar a nuestros hijos más de los que los criticamos. Ese elogio debe ser específico, personal, inmediatamente después del comportamiento exitoso y nunca seguido por un comentario negativo. Y nuestro ánimo tiene mayor impacto cuando lo acompañamos de un abrazo.

El pastor y autor Dave Stone dice: “En ausencia del ánimo, el desánimo prevalece. Si no estamos edificando a nuestros hijos, los estamos destruyendo por defecto. Una casa que se deja sola se caerá al suelo en pedazos.” (Fuente: How to Raise Selfless Kids in a Self-Centered World,Thomas Nelson, 2013)

También se ha dicho que los niños aprenden mejor cuando se les permite hacer cosas por ellos mismos. En lugar de estar todo el día mandándoles, deberíamos considerar más oportunidades para que ellos tomen sus decisiones dentro de nuestros parámetros. De esa forma, desarrollarán habilidades en cuanto a confianza y toma de decisiones que les beneficiarán más adelante.



2. Enseña más de lo que hablas.

Como padres, pasamos mucho de nuestro tiempo hablando a nuestros hijos sobre cómo deberían actuar. Y, generalmente, parece que nuestras palabras les entran por un oído y les salen por el otro.

El cineasta Martin Scorsese dijo una vez “Si alguien quiere llegar a los jóvenes a edad temprana y modelar sus mentes de forma crítica, debe conocer cómo expresar ideas y emociones de forma visual”.

Eso es porque la mayoría de los niños son aprendices visuales. De hecho, los estudios demuestran que más o menos el 65% del total de la población aprende de manera visual.

No solamente puedes decirles a tus hijos cómo actuar, tienes que mostrárselo. Deja que te vean ser educado y tener modales en la mesa, hablar con otros de forma respetuosa, pedir perdón, mostrar afecto, ser hospitalario, vivir una relación personal con Dios, ser generoso…


3. Ora más de lo que te preocupas

Para muchos de nosotros, la ansiedad es un problema constante. Nos preocupamos por todo – nuestros hijos, nuestro matrimonio, las finanzas, el trabajo… Pero Dios nos dice una y otra vez que pongamos nuestra cargas en Sus hombros, que oremos y confiemos en El (Mateo 6:25; 35; 11:28; Lucas 12:25; Juan 14:27)

Cuando se trata de nuestros hijos, hay una sola manera de librarnos de la preocupación: volvernos a Dios. Debemos recordar que nuestros hijos le pertenecen a Dios, no a nosotros, que Él nos los ha encomendado y que siempre debemos de buscar Su guía para criarlos. 

No te desanimes, el único perfecto es Dios y Él nos va a ayudar. Todo lo que tenemos que hacer es pedírselo.

- Artículo original de Crosswalk.com

Contenta en Su servicio,


Llámalas “Las Díez libertades”

Lectura bíblica: Éxodo 20:1–17
 
Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:6
Hernán el cangrejo se lanzó furiosamente a través del fondo del mar y fue a parar debajo de la roca de su familia.
—¡Quiero ser libre! —gritó—. No sé por qué me hacen usar este grotesco caparazón 24 horas por día. Me siento atado, estoy atrapado.
Federico, su papá, le colocó una de sus pinzas sobre el hombro. Hernán puso cara de víctima.
—Hijo —le dijo su papá—, te quiero contar un cuento.
—¿Otro cuento?
—Se trata de Haroldo, el humano —continuó Federico—. Haroldo estaba empecinado en ir a la escuela descalzo. Se quejaba de que los zapatos le apretaban demasiado. Por fin, su mamá accedió a sus deseos. Haroldo salió brincando de su casa, y pisó el vidrio de una botella rota. Le tuvieron que poner 20 puntos, y le dieron a otro chico su lugar en el equipo de fútbol.
—Qué cuento tonto, papá —dijo Hernán.
—Quizá, hijo, pero la lección es ésta: Todos los cangrejos han sentido que la vida sería mucho mejor si pudieran zafarse del caparazón. Pues bien, pronto te llegará la hora de hacerlo.
Hernán lo miró sorprendido.
—Así es. Se llama muda, y todos los cangrejos pasan por ese proceso al ir creciendo. Pero cuando sucede, estarás en más peligro que en ningún otro momento de tu vida. Hasta que tu nuevo caparazón se endurezca como el que tienes ahora, tendrás que andar con más cuidado que de costumbre. Sin este caparazón, tendrás menos, no más, libertad.
—Qué raro es eso, papá —comentó Hernán—, algunas cosas parecen limitar la libertad, pero en realidad hacen posible más libertad, ¿no es cierto?
Federico abrazó a Hernán con su pinza, y dijo:
—¿Desde cuándo sabes tanto, hijo?
Algunos opinan que los Diez Mandamientos y las enseñanzas de Jesús nos quitan libertad. Ven las reglas de Dios como algo que los ata, como Hernán consideraba su caparazón. Pero la realidad es que las indicaciones de Dios brindan verdadera libertad a los que las siguen. Por ejemplo, obedecer el quinto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20:12), viene acompañado de la promesa de una larga y buena vida contando con las bendiciones de Dios.
A lo largo de toda la Biblia encontramos que los mandatos de Dios nos dan una libertad increíble si respondemos a ellos. Prueba esto: Elige cualquier mandamiento de Dios, y es seguro que podrás pensar en algún beneficio que te brinda a ti y que le brinda a otros como resultado de vivir dentro de los límites sabios de Dios.
 
PARA DIALOGAR: ¿Te sientes a veces atado o atrapado como cristiano? ¿En qué sentido es eso lo opuesto a como Dios quiere que te sientas?
 
PARA ORAR: Padre, gracias por tus mandamientos que nos brindan libertad.
 
PARA HACER: ¿Te da trabajo obedecer alguno de los mandamientos de Dios? Escoge un mandamiento que parece difícil de obedecer y prepara una lista de todos los beneficios que Dios te brinda cuando obedeces ese mandamiento.

miércoles, 27 de julio de 2016

Creo.. más o menos!

Lectura bíblica: Lucas 17:5, 6
 
Si tuvieseis fe como un grano de mostaza, dirías a este sicómoro: ¡Desarráigate y plántate en el mar! Y el árbol os obedecería. Lucas 17:6


Lucy cree que Dios puede obrar en la vida de su amiga Teresa de modo que confíe en Jesús en el futuro; por eso, ora con frecuencia por Teresa y la invita a los estudios bíblicos.

Iván cree que puede aprender mucho acerca de confiar en Dios por medio de dedicar tiempo a estar a solas con él; por eso, se toma unos 10 a 15 minutos todas las mañanas para leer su Biblia y hablar con Dios en oración.

Es posible que pienses en la “fe” como la decisión que uno hace para confiar en Jesús como su Salvador. Pero fe es más que eso. La fe incluye todas las cosas que creemos acerca de Dios y todas las maneras como aprendemos a depositar nuestra confianza en él. Fe es lo que permite que Lucy e Iván comprendan lo que Dios está haciendo en su mundo.

Pero la fe puede ser inestable. Si has estado siguiendo a Jesús por un tiempo, es probable que hayas sentido algo así: “Señor, realmente creo en ti y en tu poder. Pero me está dando trabajo confiar en ti en medio de este desorden”.

Marcos 9 cuenta cómo un padre de familia con un hijo enfermo se sintió inseguro de su fe. Le rogó a Jesús que sanara a su hijo. “¡Ten misericordia de nosotros y ayúdanos!” (Marcos 9:22), clama el padre infeliz. Jesús lo anima a creer en él, porque “¡al que cree todo le es posible!” (versículo 23). Pero el desconcertado padre clama diciendo palabras desgarradoras: “¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad!” (versículo 24). ¿Está confundido ese papá? ¿Cómo puede creer y dudar al mismo tiempo? ¡Pero así es la realidad!

Y en Lucas 17 los discípulos le dijeron a Jesús que querían que les diera más fe en Dios. Rogaron: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). Pero Jesús les sugirió que no necesitaban una fe enorme. Una fe pequeña como un grano de mostaza daría resultado, siempre y cuando esa fe fuera en él. De ser así, la fe de ellos lograría lo imposible, como desarraigar un árbol grande y arrojarlo al mar.
Entonces, ¿cómo obtienes más fe, la fe que reconoce lo que Dios está haciendo en tu mundo? Empiezas por empaparte de la Palabra. Romanos 10:17 dice: “La fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo”. Cuanto más lees y recuerdas la Palabra de Dios, con más claridad verás lo que Dios está haciendo. Y, como resultado, ¡tu fe aumentará!
 
PARA DIALOGAR: ¿En qué ocasión has sentido que crees, pero que necesitas creer más?
 
PARA ORAR: Dile a Dios estas palabras: ¡Creo, pero ayúdame a no dudar!
 
PARA HACER: Dios quiere desafiar tu fe. Piensa en una manera en que te gustaría que obre en tu vida o en la vida de un amigo o de un familiar. Cuéntaselo a Dios. Ejercita tu fe orando diariamente por tu petición. ¡Y espera a ver qué pasa!