viernes, 6 de mayo de 2016

” EL SERVICIO DE LOS LÍDERES ”

«Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.»
S. Marcos 10:43-44

Es en este punto donde el liderazgo cristiano y el del mundo son diferentes. La diferencia de estilo entre un tipo de liderazgo y el otro la expresó Jesús en el pasaje que leímos, especialmente en el versículo 45: “Por que ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”.
Según Jesús, liderazgo no es sinónimo de señorío o avasallamiento del prójimo. Los líderes cristianos son llamados a siervos y no jefes, esclavos y no amos. La autoridad del líder no significa señorío, ni mando, ni autoritarismo. Es cierto que los líderes merecen respeto por que son dirigentes, conductores y guías (1 Tesalonicenses 5:12-13), e incluso se les debe obedecer (Hebreos 13:17) en razón de la autoridad espiritual que ostentan y la responsabilidad pastoral que tienen, pero el énfasis de Jesús no se centró en la autoridad de líder-gobernante, sino en la humildad de líder-siervo.
La autoridad del líder cristiano no se ejerce mediante el poder, sino mediante el amor, no es por la fuerza sino por el ejemplo, no emplea la coacción, sino la persuasión razonada.
Los líderes cristianos tienen poder, pero ese poder sólo está a salvo de abusos en las manos de aquellos que se humillan para servir mejor a los demás.
Si tu eres un líder, dentro o fuera de la iglesia, ejerce tu liderazgo como lo hizo Jesús. Su servicio a los demás fue una característica de El como líder. No se enseñoreó de sus discípulos ni los menospreció. Su amor y calidad humana hicieron que muchos quisieran seguirle. Líderes como Jesús son los que se necesitan en nuestros días.



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