martes, 2 de agosto de 2016

Como mejor nuestras habilidades como Padres?

Recibimos educación entre 12 y 20 años o más para prepararnos para el mundo laboral y para la vida en general, y, sin embargo, no recibimos educación para la tarea más difícil con la que nos vamos a encontrar: ser mamá o papá. Tenemos que ir aprendiendo. Hacemos algunas cosas bien y otras mal. Y más a menudo de lo que quisiéramos, tenemos la sensación de que estamos haciendo algo mal como padres.

La clave es aprender de nuestros errores. Aquí hay tres cosas sencillas en las que podemos enfocarnos y que pueden tener un gran impacto en la vida de nuestros hijos.


1. Da más ánimo que órdenes

Controlar el comportamiento de nuestros hijos es una de las tareas más difíciles respecto a la paternidad. Me encuentro a mí mismo diciendo “no” tantas veces que estoy comenzando a pensar que necesito aprender otros idiomas para dejar de repetirme. Con el tiempo, el poder del ánimo en el desarrollo de nuestros hijos se ha ido documentando (así como el efecto negativo de alabarles de forma desmedida). Ninguno de nosotros estará en desacuerdo con que debemos elogiar a nuestros hijos más de los que los criticamos. Ese elogio debe ser específico, personal, inmediatamente después del comportamiento exitoso y nunca seguido por un comentario negativo. Y nuestro ánimo tiene mayor impacto cuando lo acompañamos de un abrazo.

El pastor y autor Dave Stone dice: “En ausencia del ánimo, el desánimo prevalece. Si no estamos edificando a nuestros hijos, los estamos destruyendo por defecto. Una casa que se deja sola se caerá al suelo en pedazos.” (Fuente: How to Raise Selfless Kids in a Self-Centered World,Thomas Nelson, 2013)

También se ha dicho que los niños aprenden mejor cuando se les permite hacer cosas por ellos mismos. En lugar de estar todo el día mandándoles, deberíamos considerar más oportunidades para que ellos tomen sus decisiones dentro de nuestros parámetros. De esa forma, desarrollarán habilidades en cuanto a confianza y toma de decisiones que les beneficiarán más adelante.



2. Enseña más de lo que hablas.

Como padres, pasamos mucho de nuestro tiempo hablando a nuestros hijos sobre cómo deberían actuar. Y, generalmente, parece que nuestras palabras les entran por un oído y les salen por el otro.

El cineasta Martin Scorsese dijo una vez “Si alguien quiere llegar a los jóvenes a edad temprana y modelar sus mentes de forma crítica, debe conocer cómo expresar ideas y emociones de forma visual”.

Eso es porque la mayoría de los niños son aprendices visuales. De hecho, los estudios demuestran que más o menos el 65% del total de la población aprende de manera visual.

No solamente puedes decirles a tus hijos cómo actuar, tienes que mostrárselo. Deja que te vean ser educado y tener modales en la mesa, hablar con otros de forma respetuosa, pedir perdón, mostrar afecto, ser hospitalario, vivir una relación personal con Dios, ser generoso…


3. Ora más de lo que te preocupas

Para muchos de nosotros, la ansiedad es un problema constante. Nos preocupamos por todo – nuestros hijos, nuestro matrimonio, las finanzas, el trabajo… Pero Dios nos dice una y otra vez que pongamos nuestra cargas en Sus hombros, que oremos y confiemos en El (Mateo 6:25; 35; 11:28; Lucas 12:25; Juan 14:27)

Cuando se trata de nuestros hijos, hay una sola manera de librarnos de la preocupación: volvernos a Dios. Debemos recordar que nuestros hijos le pertenecen a Dios, no a nosotros, que Él nos los ha encomendado y que siempre debemos de buscar Su guía para criarlos. 

No te desanimes, el único perfecto es Dios y Él nos va a ayudar. Todo lo que tenemos que hacer es pedírselo.

- Artículo original de Crosswalk.com

Contenta en Su servicio,


Llámalas “Las Díez libertades”

Lectura bíblica: Éxodo 20:1–17
 
Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos. Éxodo 20:6
Hernán el cangrejo se lanzó furiosamente a través del fondo del mar y fue a parar debajo de la roca de su familia.
—¡Quiero ser libre! —gritó—. No sé por qué me hacen usar este grotesco caparazón 24 horas por día. Me siento atado, estoy atrapado.
Federico, su papá, le colocó una de sus pinzas sobre el hombro. Hernán puso cara de víctima.
—Hijo —le dijo su papá—, te quiero contar un cuento.
—¿Otro cuento?
—Se trata de Haroldo, el humano —continuó Federico—. Haroldo estaba empecinado en ir a la escuela descalzo. Se quejaba de que los zapatos le apretaban demasiado. Por fin, su mamá accedió a sus deseos. Haroldo salió brincando de su casa, y pisó el vidrio de una botella rota. Le tuvieron que poner 20 puntos, y le dieron a otro chico su lugar en el equipo de fútbol.
—Qué cuento tonto, papá —dijo Hernán.
—Quizá, hijo, pero la lección es ésta: Todos los cangrejos han sentido que la vida sería mucho mejor si pudieran zafarse del caparazón. Pues bien, pronto te llegará la hora de hacerlo.
Hernán lo miró sorprendido.
—Así es. Se llama muda, y todos los cangrejos pasan por ese proceso al ir creciendo. Pero cuando sucede, estarás en más peligro que en ningún otro momento de tu vida. Hasta que tu nuevo caparazón se endurezca como el que tienes ahora, tendrás que andar con más cuidado que de costumbre. Sin este caparazón, tendrás menos, no más, libertad.
—Qué raro es eso, papá —comentó Hernán—, algunas cosas parecen limitar la libertad, pero en realidad hacen posible más libertad, ¿no es cierto?
Federico abrazó a Hernán con su pinza, y dijo:
—¿Desde cuándo sabes tanto, hijo?
Algunos opinan que los Diez Mandamientos y las enseñanzas de Jesús nos quitan libertad. Ven las reglas de Dios como algo que los ata, como Hernán consideraba su caparazón. Pero la realidad es que las indicaciones de Dios brindan verdadera libertad a los que las siguen. Por ejemplo, obedecer el quinto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20:12), viene acompañado de la promesa de una larga y buena vida contando con las bendiciones de Dios.
A lo largo de toda la Biblia encontramos que los mandatos de Dios nos dan una libertad increíble si respondemos a ellos. Prueba esto: Elige cualquier mandamiento de Dios, y es seguro que podrás pensar en algún beneficio que te brinda a ti y que le brinda a otros como resultado de vivir dentro de los límites sabios de Dios.
 
PARA DIALOGAR: ¿Te sientes a veces atado o atrapado como cristiano? ¿En qué sentido es eso lo opuesto a como Dios quiere que te sientas?
 
PARA ORAR: Padre, gracias por tus mandamientos que nos brindan libertad.
 
PARA HACER: ¿Te da trabajo obedecer alguno de los mandamientos de Dios? Escoge un mandamiento que parece difícil de obedecer y prepara una lista de todos los beneficios que Dios te brinda cuando obedeces ese mandamiento.

miércoles, 27 de julio de 2016

Creo.. más o menos!

Lectura bíblica: Lucas 17:5, 6
 
Si tuvieseis fe como un grano de mostaza, dirías a este sicómoro: ¡Desarráigate y plántate en el mar! Y el árbol os obedecería. Lucas 17:6


Lucy cree que Dios puede obrar en la vida de su amiga Teresa de modo que confíe en Jesús en el futuro; por eso, ora con frecuencia por Teresa y la invita a los estudios bíblicos.

Iván cree que puede aprender mucho acerca de confiar en Dios por medio de dedicar tiempo a estar a solas con él; por eso, se toma unos 10 a 15 minutos todas las mañanas para leer su Biblia y hablar con Dios en oración.

Es posible que pienses en la “fe” como la decisión que uno hace para confiar en Jesús como su Salvador. Pero fe es más que eso. La fe incluye todas las cosas que creemos acerca de Dios y todas las maneras como aprendemos a depositar nuestra confianza en él. Fe es lo que permite que Lucy e Iván comprendan lo que Dios está haciendo en su mundo.

Pero la fe puede ser inestable. Si has estado siguiendo a Jesús por un tiempo, es probable que hayas sentido algo así: “Señor, realmente creo en ti y en tu poder. Pero me está dando trabajo confiar en ti en medio de este desorden”.

Marcos 9 cuenta cómo un padre de familia con un hijo enfermo se sintió inseguro de su fe. Le rogó a Jesús que sanara a su hijo. “¡Ten misericordia de nosotros y ayúdanos!” (Marcos 9:22), clama el padre infeliz. Jesús lo anima a creer en él, porque “¡al que cree todo le es posible!” (versículo 23). Pero el desconcertado padre clama diciendo palabras desgarradoras: “¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad!” (versículo 24). ¿Está confundido ese papá? ¿Cómo puede creer y dudar al mismo tiempo? ¡Pero así es la realidad!

Y en Lucas 17 los discípulos le dijeron a Jesús que querían que les diera más fe en Dios. Rogaron: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). Pero Jesús les sugirió que no necesitaban una fe enorme. Una fe pequeña como un grano de mostaza daría resultado, siempre y cuando esa fe fuera en él. De ser así, la fe de ellos lograría lo imposible, como desarraigar un árbol grande y arrojarlo al mar.
Entonces, ¿cómo obtienes más fe, la fe que reconoce lo que Dios está haciendo en tu mundo? Empiezas por empaparte de la Palabra. Romanos 10:17 dice: “La fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo”. Cuanto más lees y recuerdas la Palabra de Dios, con más claridad verás lo que Dios está haciendo. Y, como resultado, ¡tu fe aumentará!
 
PARA DIALOGAR: ¿En qué ocasión has sentido que crees, pero que necesitas creer más?
 
PARA ORAR: Dile a Dios estas palabras: ¡Creo, pero ayúdame a no dudar!
 
PARA HACER: Dios quiere desafiar tu fe. Piensa en una manera en que te gustaría que obre en tu vida o en la vida de un amigo o de un familiar. Cuéntaselo a Dios. Ejercita tu fe orando diariamente por tu petición. ¡Y espera a ver qué pasa!

sábado, 23 de julio de 2016

¡Caído, pero no Derrotado!



2 Corintios 1:1–11


El desaliento no respeta a persona alguna. Es más, el desaliento parece atacar más a los que tienen éxito que a los que no lo tienen; porque mientras más alto subimos, mayor suele ser la caída. No nos sorprende, entonces, cuando leemos que el gran apóstol Pablo dice que “fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas”, y que llegó incluso al punto de perder “la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8). A pesar de la grandeza de su persona y ministerio, Pablo era tan humano como nosotros.
Si no fuera por su llamamiento de Dios y su interés por ayudar a las personas, Pablo podría haber escapado de estas cargas (2 Corintios 1:1). 

Había fundado la iglesia en Corinto y había ministrado allí por año y medio (Hechos 18:1–18). Cuando surgieron serios problemas en la iglesia después de su partida, envió a Timoteo para que los atendiera (1 Corintios 4:17) y luego escribió la carta que nosotros llamamos Primera de Corintios.
Desafortunadamente, las cosas empeoraron y Pablo tuvo que hacer una visita dolorosa a Corinto para tratar con los agitadores (2 Corintios 2:1 en adelante). Sin embargo no hubo solución. Entonces escribió una carta “dura y fuerte” que fue llevada por su compañero Tito (2 Corintios 2:4–9; 7:8–12). Después de mucha aflicción, Pablo nuevamente vio a Tito y recibió el informe de que iglesia en Corinto y había ministrado allí por año y medio (Hechos 18:1–18). 
Después de mucha aflicción, Pablo nuevamente vio a Tito y recibió el informe de que el problema se había resuelto. Fue entonces que escribió la carta que nosotros conocemos como Segunda de Corintios.


¿Cuál era el secreto de la victoria de Pablo cuando soportaba las pruebas? Su secreto era Dios. Cuando te halles desanimado y listo para darte por vencido, aparte de ti tu atención y enfócala en Dios. De su propia experiencia difícil, Pablo nos cuenta cómo podemos hallar ánimo en Dios. Nos da tres recordatorios sencillos.

Recuerda lo que Dios es para ti (2 Corintios 1:3)
 Ciertamente no podía alegrarse con respecto a sus circunstancias, pero sí podía alegrarse en Dios, el cual controla todas las circunstancias. Pablo había aprendido que la alabanza es un factor importante para alcanzar la victoria sobre el desánimo y la depresión. La alabanza cambia las cosas, tanto como la oración cambia las cosas.

¡Alábale porque él es Dios! 


Recuerda lo que Dios hace por ti (2 Corintios 1:4a, 8–11)
. Pablo se sentía oprimido por las circunstancias difíciles, y la única dirección en que podía mirar era hacia arriba. En 2 Corintios 1:5–6 Pablo usó la palabra griega pathema, “aflicciones”, la cual también se usa para referirse a los sufrimientos de nuestro Salvador (1 Pedro 1:11; 5:1). Hay algunos sufrimientos que soportamos sencillamente porque somos humanos y estamos sujetos al dolor; pero hay otros sufrimientos que nos vienen debido a que somos el pueblo de Dios y queremos servirle.
Nunca debemos pensar que la aflicción es un accidente. Para el creyente todo es designio de Dios. 

Dios nos anima en todas nuestras tribulaciones enseñándonos por medio de su Palabra que es él quien permite que nos vengan las pruebas.

Dios está en control de las pruebas (v. 8). “Porque… fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida”. 

Dios nos capacita para que soportemos nuestras pruebas (v. 9). Lo primero que él tiene que hacer es mostrarnos cuán débiles somos por nosotros mismos. 

Dios nos libra de nuestras tribulaciones (v. 10). Pablo vio la mano de Dios librándolo, sea que mirara hacia atrás, a su alrededor, o hacia adelante. 
La liberación divina vino en respuesta a la fe de Pablo, tanto como a la fe de las personas que oraban en Corinto (2 Corintios 1:11). “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias” (Salmo 34:6).

Dios se glorifica por medio de nuestras pruebas (v. 11). Cuando Pablo informó lo que Dios había hecho por él, un gran coro de alabanza y acciones de gracias ascendió de los santos al trono de Dios. El servicio más grande que tú y yo podemos rendir en la tierra es glorificar a Dios, y algunas veces ese servicio involucra sufrimiento. “El don concedido” se refiere a la liberación de Pablo de la muerte, ¡un maravilloso don en verdad!

Recuerda lo que Dios hace por medio de ti (2 Corintios 1:4b–7)
una de las razones para las pruebas es que tú y yo podamos aprender a ser fuentes de bendición para consolar y animar a otros. Debido a que Dios nos ha animado, nosotros podemos animar a los demás.
Por supuesto, si hemos experimentado tribulaciones similares, éstas pueden ayudarnos a identificarnos mejor con otros y a saber mejor cómo se sienten; pero nuestras experiencias no pueden alterar el consuelo de Dios. Esta sigue siendo suficiente y eficaz sin que importe cuáles hayan sido nuestras experiencias.
Algunas veces el sufrimiento nos guarda de pecar, como en el caso de Pablo (2 Corintios 12:7). El sufrimiento puede perfeccionar nuestro carácter (Romanos 5:1–5) y ayudarnos a participar del carácter de Dios (Hebreos 12:1–11).
Pero el sufrimiento también puede ayudarnos a ministrar a otros. Pablo experimentó problemas, no como castigo por algo que había hecho, sino como preparación para algo que todavía tenía por hacer: ministrar a otros en necesidad. Simplemente piensa en las pruebas que el rey David tuvo que atravesar para darnos el gran estímulo que hallamos en los Salmos.

Dios tiene que obrar en nosotros antes de poder obrar por medio de nosotros. Es mucho más fácil crecer en el conocimiento que crecer en la gracia (2 Pedro 3:18). Aprender la verdad de Dios y retenerla en nuestra cabeza es una cosa, pero vivir la verdad de Dios y hacerla parte de nuestro carácter es algo completamente diferente.

Ahora podemos entender mejor, lo importante es fijar nuestra atención en Dios y no en nosotros mismos. Recuerda lo que Dios es para ti: el “Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3). Recuerda lo que Dios hace por ti: él está contigo en medio de tus pruebas y hace que resulten para tu bien, y para su gloria. Finalmente, recuerda lo que Dios hace por medio de ti: y permítele que te use para animar a otros.



martes, 19 de julio de 2016

Busca la voluntad de Dios


 
Lectura bíblica: Salmo 37:1–7
 
Deléitate en Jehovah, y él te concederá los anhelos de tu corazón. Salmo 37:4


—Ya estoy haciendo todas esas cosas que tienen que ver con la voluntad universal de Dios —dice Carolina—. Obedezco a Dios en todo lo que puedo. Pero, ¿cómo puedo descubrir todas las cositas específicas que Dios quiere que haga cada día?

¡Carolina está en una posición ideal! Cuando te has comprometido a seguir la voluntad clara y universal de Dios, ha llegado el momento de escarbar y descubrir su voluntad específica.

Dios nos proporciona cuatro maneras de buscar sus planes:

Paso 1: Busca la voluntad de Dios en la Biblia. Conocer la Biblia es el punto de partida para centrarnos en la voluntad de Dios. No tenemos que determinar, por ejemplo, si está bien decir malas palabras para coincidir con nuestros amigos. Efesios 5:4 dice que las “bromas groseras… no son apropiadas”. Si nuestra idea de la voluntad de Dios no coincide con la Biblia, entonces no es la voluntad de Dios.

Paso 2: Busca la voluntad de Dios en la oración. Jesús les enseñó a sus discípulos a orar pidiendo que se hiciera la voluntad de Dios en la Tierra (ver Mateo 6:9, 10). Dios quiere que le pidamos la orientación que necesitamos, ¡y tan frecuentemente como la necesitemos!

Paso 3: Busca la voluntad de Dios en los consejos de otros. Dios coloca en tu vida a creyentes sabios y maduros que te pueden ayudar a descubrir la voluntad específica de Dios, personas como tus padres, abuelos, líderes juveniles, maestros de Escuela Dominical y pastores. Ellos tienen la experiencia que a nosotros nos falta.

Paso 4: Busca la voluntad de Dios en tus circunstancias. Dios nos puede dirigir abriendo y cerrando puertas en la vida. Es posible que domines algunos idiomas y quieras asistir a un costoso campamento de idiomas de un mes. Bueno, si te ofrecen una beca, eso puede significar que Dios te ha abierto una puerta. No recibirla puede significar que la cerró. Pero las circunstancias pueden engañar. Quizá haya otras maneras de poder ir al campamento, así que todavía puede ser esa la voluntad específica de Dios para tu vida.

Estamos seguros de la voluntad de Dios cuando hemos aprovechado al máximo las cuatro maneras como Dios quiere orientarnos. Pero, ¿de qué manera llegamos a una decisión definitiva?
Y aquí es donde Dios lo hace fácil. Si estás haciendo la voluntad universal de Dios y buscando su voluntad específica, tomas tu decisión así: Haces lo que quieres hacer. Cuando pones a Dios en primer lugar en tu vida, él promete darte los deseos de tu corazón (ver Salmo 37:4). ¿Y sabes qué? Si lo que tú quieres no coincide con la voluntad de él, él te lo hace ver bondadosamente.

PARA RESPONDER: ¿Qué sientes al saber que Dios te quiere tanto que te muestra su plan específico para tu vida?

PARA ORAR: Señor, gracias por tener un plan específico para nuestra vida. Queremos hacer tu voluntad en cada detalle.



lunes, 20 de junio de 2016

Oración enfocada

«Josafat, lleno de miedo, buscó la ayuda de Dios, y para mostrar su angustia le pidió a todo su pueblo que no comiera.»
2 Crónicas 20:3 

Un día el rey Josafat y el pueblo de Judá vieron que una gran multitud se había levantado contra ellos. Entre los agresores estaban los moabitas y los amonitas, quienes lanzaron un gran ataque contra Jerusalén. Josafat se sintió profundamente atemorizado, pero en lugar de acobardarse “humillo a su rostro para consultar a Jehová”. Proclamó un ayuno a lo largo y ancho de Judá y convocó al pueblo para que buscaran juntos al Señor.


Josafat no expresó duda alguna en cuanto al poder de Dios, sino que proclamó en publico su confianza en el Todopoderoso. Declaró que ponía toda su esperanza en el Señor, cuyo poder no tiene limite. Además Josafat declaró francamente que el, como rey de Judá se colocaba en una posición de humildad y debilidad total delante del Señor. No reclamó ninguna autoridad para sí mismo, sino que dijo a Dios:
Tu eres quien nos dio esta tierra.
Tu eres quien permitió que tu pueblo habitara en ella y construyera un santuario en ella.
Tu eres quien dijo que deberíamos clamar a ti en nuestra aflicción y que tu nos oirías y salvarías.
Tu eres quien nos dijo que no destruyéramos a estos enemigos cuando llegamos a ocupar esta tierra.
Tu eres el único capaz de juzgar a estos enemigos que se levantan contra tu pueblo, nosotros no tenemos ningún poder y ningún plan.


No vemos rastro alguno de egoísmo en Josafat. No le exigió a Dios hacer algo que El no deseara hacer. Josafat no se atribuyo la autoridad a sí mismo ni reclamó algún poder como rey, sino que reconoció sabiamente que todo el poder y toda la autoridad pertenecen solamente al Señor. Con base al entendimiento, presentó su petición a Dios del cielo y fue bendecido con la victoria.

lunes, 13 de junio de 2016

Sana distancia

«De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.»
Jueces 6:6 

Pasar por un desierto, en lo que se refiere a nuestra relación con Dios, es un problema que todos hemos tenido que enfrentar en algún punto del recorrido. Existen muchos factores que nos pueden hacer sentir distanciados de nuestro Padre celestial.

A veces nuestro acusador, el diablo, nos susurra al oído y nos dejamos engañar. También es posible que en esos tiempos de “distanciamiento” se conviertan en oportunidades para que Dios nos acerque más a Él. Tal vez sirvan para mostrarnos que necesitamos hacer alguna clase de limpieza interior. Aunque nuestras faltas no afectan el amor incondicional de Dios por nosotros, puede abrir una brecha espiritual entre nosotros y Él.

A los largo del libro de Jueces, vemos como la nación de Israel pecaba y decaía en su devoción al Señor. Muchas veces cuando nuestro corazón se enreda en desobediencia y las cosas de este mundo, Dios permite que experimentemos una sensación de distancia entre Él y nosotros. Esto es lo que Israel debió haber experimentado en aquellos días sombríos.
El pueblo tuvo que haber reconocido su pobreza espiritual. En lugar de eso, siguieron rindiendo culto a Baal sin respeto alguno a la santidad de Dios y su amor profundo por ellos. Esa es la razón por la que Él permitió que pasaran por un tiempo de prueba (Jueces 6:6). Es aquí donde vemos en acción un principio muy importante.

Cuando caemos en cuenta de nuestro error y clamamos al Señor, Él se acerca a nosotros. Sin embargo, nunca viene como si respondiera al llamado de un superior. Viene cuando nuestro corazón ha sido quebrantado y por fin reconocemos cuanto lo necesitamos.
Si estas experimentando una etapa de frialdad en tu relación con Dios, no dudes en acudir a Él en oración. Confiesa cualquier pecado conocido y pídele que restaure la dulzura de su comunión divina en tu corazón.

Tomado del Devocional Cita con Dios
Junio 2015

Nunca estarás solo

«Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo.»
1 Samuel 12:22 

Una y otra vez en el Antiguo Testamento vemos que el Señor toma la iniciativa de alcanzar a su pueblo y revelarse a ellos, por su deseo intenso de estar a su lado mantenerse en comunicación con ellos. Dios desea tener compañerismo, armonía, y comunión con quienes corresponden a sus expresiones de amor.

Podemos contar con la compañía del Señor, así todo el mundo nos abandone. Esto lo vemos en la vida de Jesús. La misma noche que fue arrestado y sometido al juicio que condujo su crucifixión, Él dijo a sus discípulos: “He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que sereis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo”. ¿Alcanza a sentir su dolor en estas palabras? Jesús supo como se siente la soledad, pero añadió: “más no estoy solo, porque el Padre esta conmigo” (Juan 16:32). Jesús también conocía el consuelo que se puede recibir en medio del abandono total.

Cuando la soledad nos invade, lo primero que debemos hacer es dejar de fijarnos en lo que carecemos y apreciar lo que tenemos. ¿Y qué es lo que tenemos? A Dios mismo!.
Jamás podrás estar solo si has confiado en Jesucristo como tu Salvador. Él promete vivir en tu interior tan pronto como lo hayas recibido en tu vida, y está conectado a ti como la vid a sus ramas. Él permanece en ti y tu permaneces en Él. Eres uno con Cristo. Tienes con Él la relación mas profunda e intima que existe, porque es espiritual y eterna.
Ahora bien, la profundidad de la relación depende de ti en gran medida ¿Cuán profunda deseas tener tu relación con el Señor? ¿Cuánto le permites llenarte de su presencia? El siempre está allí deseando tenerte cada vez mas cerca.

Tomado del Devocional Cita con Dios
Junio 2015

Huye del mal

«entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.»
Deuteronomio 19:19 

Aquellos que esperan que Dios les tolere un poco de pecaminosidad, por lo general piensan así por el pecado que hay en su vida. No hacen nada en cuanto a su maldad, aunque la reconozcan como agravio. Podrías decir: “Pero todos somos pecadores, nadie es perfecto”. Es cierto, pero reconocer nuestro pecado debe impulsarnos a hacer algo al respecto.

Cuando comprendemos que hemos transgredido la voluntad de Dios, necesitamos acudir al Padre y decirle: “Necesito tu perdón”. Cuando reconocemos que hemos cometido una falta contra nuestro prójimo o que hemos desobedecido a Dios, no debemos ignorar nuestra falta como si no tuviera importancia y decir: “Bueno, es por mi naturaleza pecaminosa”. Mas bien tenemos que acercarnos a Dios y decirle: “He pecado, ten misericordia de mi, transfórmame conforme a la imagen de Cristo, para que no desee hacerlo otra vez”.

Deuteronomio 19: 19-20 nos da instrucciones claras en cuanto a cómo enfrentar nuestro´pecado. Siglos después, Jesús le dijo a una mujer sorprendida en un pecado flagrante: “Vete, y no peques mas” (Jun 8:11).
Encarar la realidad de que somos criaturas pecaminosas, no es lo mismo que tolerar el pecado en nuestra vida. Las escrituras nos enseñan que Dios desea que aborrezcamos el pecado y sus consecuencias y que evitemos totalmente el mal. No debemos imitar el mal. No debemos coquetear con el mal. No debemos sentir curiosidad por el mal. En vez de ello, debemos darle la espalda y huir de el.

¿Por qué quiere Dios que huyamos del mal? Por que desea protegernos de las terribles consecuencias del pecado! El Señor sabe lo que segarás si siembras pecado: una cosecha de consecuencias terribles, de angustia, desgracias, aflicciones y adversidades. No lo hagas. Por el contrario, huye del mal, y experimenta las bendiciones de tu Padre celestial.

Tomado del Devocional Cita con Dios
Junio 2015


Contaminado pero intachable

«Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.»
S.Juan 3:5

Todo empezó de noche, cuando Nicodemo, un fariseo que además era “un principal entre los judíos” vino a la luz. Aunque Jesús había sido condenado por los colegas de Nicodemo, a él ya había dejado de importarle lo que ellos pensaran. Sabía que Jesús era el Mesías verdadero.
¿Cómo sabemos que llegó a tomar esa decisión? Después de que Jesús fue quitado de la cruz, José de Arimatea reclamo su cuerpo, lo preparo para la sepultura y luego lo puso en una tumba nueva. Nicodemo estuvo todo el tiempo junto a José.

También sabemos que trajo el compuesto de mirra y áloes, y asistió a la sepultura de Cristo (Juan 19:38-41). Se cree que las especies aromáticas usadas para preparar el cuerpo de Jesús para la sepultura eran de propiedad personal de Nicodemo. En lugar de guardarlas para su propio sepelio, las entregó a Jesús como una ofrenda de amor y devoción. Juan 19:39 nos dice que estas especias pesaban “como cien libras”, que habría sido la cantidad empleada para honrar a un gran rey. Nicodemo reconoció a Jesús como Hijo de Dios.

También sabemos que de acuerdo a la ley de Moisés ningún sacerdote podía “contaminarse” por un muerto (Levitico 21:1) y si llegaba a tocar un cadáver se hacia inmundo. Pero eso no le importó a Nicodemo, por que él se dio cuenta de que ya era completamente libre de mancha.
Hoy día, el ejemplo de Nicodemo nos sigue dando una lección. Aprendemos de él que Jesús siempre está disponible para nosotros, sea de día o de noche. Aprendemos que en el tiempo perfecto de Dios, Él contestará las preguntas que nos producen perplejidad. Aprendemos que sea cual sea nuestra posición en la vida, nada es importante para tener a Cristo en nosotros. Además, aprendemos que sin importar cuán grande sea nuestro sacrificio, nunca puede compararse al sacrificio de Cristo por nosotros.


Tomado del Devocional Cita con Dios.
Junio 2015

Confianza en tiempos de ansiedad

«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.»
Salmos 46:10

La mayoría de nosotros nos sentimos angustiados en algún tiempo de nuestra vida. Cuando la tensión en la vida diaria se vuelve insoportable, sentimos ganas de escapar. Queremos salirnos del trabajo, de las relaciones, de la Iglesia, del vecindario o de cualquier otro lugar o situación difícil. Nos parece que no podemos manejar los problemas porque nos producen mucho estrés, así que optamos por darles la espalda y alejarnos.
¿Qué nos dice la Biblia acerca de cómo manejar la ansiedad? ¿Cómo debemos reaccionar cuando nuestra naturaleza humana nos impulsa a evadir y salir corriendo?.
Dios tiene una verdad poderosa para nosotros. Las situaciones angustiosas no se manejan luchando contra ellas. Mas bien, Dios nos llama a vivir descansando en Él. Para el Salmista, esto significo estar quieto y conocer a Dios. Para el apóstol Pedro significa: “echando toda vuestra ansiedad, sobre él porque el tiene cuidado de nosotros”(1 Pedro 5:7).
Jesús lo describió como una paz interior, cuando veníamos cargados y hallamos descanso al pasar el tiempo aprendiendo de Él(Mateo 11:28-30). Nuestro instinto humano nos pide a gritos que escapemos, pero Dios nos llama a acercarnos y absorber las verdades de la Escritura.
Por encima de todo, el Señor quiere que lo conozcamos. Al crecer en su soberanía y aceptar la bondad absoluta de sus planes y amor profundo, que excede todo conocimiento, nuestra confianza puede crecer. Asi nos resultara mas fácil estar “quietos” en lugar de reaccionar como algunos  que dicen: “me voy de aquí”.
Nuestro estrés no tiene por que convertirse en angustia. Cada vez que sintamos estrés, no tenemos que sentirnos derotados y ceder a la tentación de rendirnos y huir. Con un entendimiento correcto de nuestro Padre y una creencia firme en su cuidado, podremos atravesar las peores circunstancias sin perder la paz interior y la confianza genuina.

Tomado del Devocional Cita con Dios
Junio 2015


domingo, 5 de junio de 2016

Como capta Dios nuestra atención

«»Por eso, nunca olviden que nuestro Dios es el único dueño y señor del cielo y de la tierra.»
Deuteronomio 4:39 TLA

¿Qué usa Dios para captar nuestra atención? A veces utiliza un espíritu intranquilo o una vaga insatisfacción con la vida. Puedes usar las palabras de otra persona para ayudarnos a reconocer que Él nos está hablando o puede permitir que nuestras oraciones queden sin respuesta para obligarnos a enfocar nuestra mirada en Él. También puede actuar a través de las decepciones, las dificultades y los fracasos para captar nuestra atención. Cualquiera que sea el caso, debemos detenernos a preguntar: “¿Me estas enseñando algo Señor?”. Si somos sabios, le buscaremos de inmediato. En las tragedias, en los reeses económicos y en los sufrimientos físicos, Dios quiere ver si acudimos a Él a preguntarle: “Señor. ¿Qué quieres que aprenda de esto?”.

¿Qúe se necesita para que el Señor capte nuestra atención? ¿Causará un espíritu abatido que busquemos el consejo piadoso? ¿Escuchamos cuando Dios nos envía a alguien para que nos señale Su camino? Cuando llegan las bendiciones acudimos a Dios y le preguntamos cómo quiere que las usemos ¿buscamos al Señor cuando nuestras oraciones siguen sin respuesta?¿Cuanto tiempo hace falta para que superemos nuestras emociones debido a frustraciones, dificultades y fracasos y escuchemos lo que el Señor quiere decirnos? En tiempos de crisis económica, tragedia y enfermedad ¿enfocamos nuestra mirada y nuestra mente al cielo para buscar el amor y la sabiduría de Dios?.

Permite que los acontecimientos de tu vida- los agradables y los dolorosos- te impulsen a acudir a Dios preguntando: “Señor, ¿Qué me estas enseñando?” Presta atención a lo que Él quiere decirte. Empieza ahora mismo a aprender a cómo darle a Él toda tu atención. No importa lo que suceda en tu vida diaria, úsalo como recordatorio para acercarte más a Dios. Él está esperando que le restes atención. 

Tomado del Devocional Cita con Dios
Junio 2015

Dios puede usar a cualquier persona

«Jefté fue jefe de los israelitas durante seis años. Cuando murió, lo enterraron en Galaad, ciudad donde había nacido.»
Jueces 12:7 TLA

Antes de la presión amonita y del surgimiento de Jefté como líder, caudillo y juez en Israel, la nación fue goernada por Tola y Jair, entre los dos gobernantes por cuarenta y cinco años.

Jefté era un guerrero poderoso, hijo bastardo de Galaat por su unión con una concubina y nieto de Manasés. Sus medios hermanos lo echaron de la casa. Habitó en Tob, a unos 23 kilómetros de Ramot de Galaat donde llego a ser jefe de una pandilla de hombres ociosos, a quienes lideraba en acciones de saqueo. Así acumuló experiencia para el combate en la defensa de su pueblo.

Frente a la invasión amonita, los ancianos de Israel pensaron en Jefté para que los condujera en la defensa del pueblo y aunque les reclamó haber sido aborrecido, aceptó el desafío y se volvió su caudillo y juez. Su primera acción fue enviar negociadores al rey amonita para evitar la guerra, con argumentos históricos bien fundamentados, pero al no aceptarlo, vino la confrontación en donde el Espíritu de Dios le concede la victoria. Es allí donde apresuradamente hace una promesa a Dios “ Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto”. A su regreso, la que salió a recibirlo fue su hija única, provocándole un dolor que opacó su triunfo.

Dos enseñanzas nos dejó Jefté: en primer lugar, que a pesar de nuestro origen poco aceptable por la sociedad, Dios puede usarnos para manifestar Su poder y Su gloria, y en segundo lugar, que no debemos apresurarnos a ofrecer a Dios algo que no estamos dispuestos a cumplir.

Eclesiastés 5:4-6 dice: “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla, porque el no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia”..

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015

Tolá

«Después de Abimélec, un hombre llamado Tolá, de la tribu de Isacar, fue el jefe que salvó a Israel. Tolá era hijo de Puá y nieto de Dodó, y vivía en Samir, en las montañas de Efraín.»
Jueces 10:1 TLA

Después de ser Juez por tres años, Dios mandó un espíritu de discordia entre el pueblo y Abimelec para castigarlo a él y a los que mataron a sus hermanos. Apareció otro líder llamado Gaal, que ganó la confianza del pueblo de Siquem, quienes decidieron ir contra Abimelec, pero éste los derrotó y llevó a cabo una gran matanza. Los rebeldes se refugiaron en una fortaleza, y Abimelec pidió a la gente cortar ramas para quemar el lugar con la gente adentro. El pasaje narra que “murieron unos mil hombres y mujeres”.

En Tebes, al acercarse a la torre de la ciudad una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino de piedra y le rompió el cráneo a Abimelec. Por orgullo y para que nadie dijera que una  mujer lo mató, pidió a su escudero que lo matara.

El séptimo juez sobre Israel fue Tola. Dicen las Sagradas Escrituras que era hijo de Fúa, hijo de Dodo. Era de la tribu de Isacar y habitaba en Samir, en el monte de Efraín, la tribu más fuerte y altiva. Juzgó a Israel por veintitrés años. Murió y fue sepultado en Samir. Aunque se menciona que libró a Israel, no se registra de quién lo liberó.

Tola en hebreo significa: Carmesí. No se menciona ninguna obra notable que este juez haya llevado a cabo. No significa que no haya habido ningún evento extraordinario, solamente que no lo menciona el escritor sagrado. Su periodo de juez pasó “sin pena ni gloria”. De muchos de los candidatos para distintos cargos, que iremos conociendo durante las próximas jornadas electorales, no conocemos su trayectoria, ni los méritos que los han llevado a buscar una posición de privilegio. Algunos son cristianos, otros ostentaran serlo o por menos tienen influencia evangélica de sus padres o familiares.

Es tiempo de orar para que bajo la dirección del Espíritu Santo podamos hacer las elecciones correctas, que nos conceda autoridades que nos den libertad para predicar el evangelio.

Tomado del Devocional Cita con Dios
Junio 2015


Consulta a Dios para tomar desiciones

«Así Abimélec recibió su merecido por haber matado a sus hermanos, y también los de Siquem fueron castigados por haberlo ayudado.»
Jueces 9:24 TLA


La experiencia nos enseña que no siempre tendremos las autoridades que merecemos. Que podemos elegir mal, si no tomamos en cuenta a Dios en nuestras decisiones. Y que los seres humanos no podemos conocer las verdaderas intenciones que los candidatos a elección popular tienen en su mente y en su corazón.

Gedeón, padre de Abimelec, fue llamado por Dios para ser juez en Israel y liberarlos de la opresión madianita. El pueblo, después de haber visto como actuó Dios mediante la mano de Gedeón, le pidió que él y su generación fueran reyes en Israel, pero Gedeón no aceptó, prefiriendo quedar en el lugar en donde Dios lo había puesto y que la teocracia continuaría, que Dios siguiera siendo el rey que les guiara. Durante los 40 años en que fue juez, el pueblo se mantuvo fiel a Dios. Al morir dejó setenta hijos y a Abimelec, hijo de una concubina que tenia en Siquem.

La triste historia de Israel se repite: “Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor; ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel. “ (Jueces 8:33-35)

Aparece en escena Abimelec, en quien podemos ver los resultados de una vida que sembró egoísmo, odio, violencia y que no tomó en cuenta a Dios. Con el apoyo del pueblo de Siquem y un donativo de cincuenta ciclos de plata, que del templo de Baal-berit contrato a hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron y mataron a sus hermanos, solamente escapó con vida su hermano menor Jotam.

Jotam narró al pueblo una parábola de los arboles que al final nombraron a la zarza como su rey. Enfatiza el hecho de haber tomado una mala elección. 

Es tiempo de pedir a Dios que nos dirija para elegir correctamente a quienes nos gobernarán.

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015

Dios exalta el corazón humilde

«Así fue como Israel venció a los madianitas, los cuales nunca más recobraron su poder. Y mientras Gedeón vivió, hubo en esa región cuarenta años de paz.»
Jueces 8:28 


El llamado de Dios para levantar un juez en Israel en esta ocasión no fue buscando a un personaje de la nobleza, ni a un soldado entrenado para la guerra. El llamado fue a un campesino común y corriente, sencillo y hasta cierto punto temeroso, Gedeón, que estaba sacudiendo el trigo, para esconderlo por miedo a los madianitas. El Ángel de Jehová, o sea, Dios mismo, le llamó “varón esforzado y valiente”. Gedeón estaría entre aquellas personas que como cuenta Hebreos 11:34 “… sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros”.

Israel se encontraba agobiado bajo la opresión de los madianitas y esto sucedió por siete años. Constantemente eran atacados y los enemigos destruían todo a su paso, se apoderaban de sus cosechas y les robaban sus ganados. Nos comenta Jueces 6:6 “De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová.” Así el Señor levantó a Gedeón, aunque aparentemente no era la persona indicada para liberar a Su pueblo; sin embargo, Dios lo llamó y confió en él.

Por supuesto que este hombre pidió a Dos señales y nuestro Creador respondió a todas sus dudas y le aseguró que con Su presencia derrotarían a los madianitas como un solo hombre. Así fue que con un ejercito de 135 mil soldados. Hubo paz en Israel por los siguientes 40 años.

Muchas enseñanzas podríamos tener de la vida de este quinto juez en Israel. En esta ocasión nos quedamos con que Dios puede usar en su obra aun a aquellos sencillos campesinos o de origen humilde, con un carácter temeroso, indeciso, aparentemente débil, para cumplir Su propósito en Su obra.
Demos gracias a Dios por nuestro origen familiar y dejemos que Él sea glorificado en todo lo que hacemos.

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015


Mujeres valientes

«En esa época una profetisa llamada Débora era jefe de los israelitas. Débora era esposa de Lapidot, y acostumbraba sentarse bajo una palmera, conocida como la Palmera de Débora, que estaba en las montañas de la tribu de Efraín, entre Ramá y Betel. Los israelitas iban a verla para que les solucionara sus problemas.»
Jueces 4:4-5 TLA


Tal parece que el tiempo que duró Samgar como juez fue tan breve, que el escritor relaciona la sucesión en el cargo con la muerte de Aod, el segundo en esta posición. Surge una mujer, Débora, que junto con el capitán del ejercito de Israel, Barac, le dieron a su pueblo 40 años de independencia y paz. Jaín, rey de Canaán, invade Israel y por 20 años lo oprime. La mano cruel y sanguinaria de Sísara, capitán del ejercito cananeo fue implacable hasta que.. “Los hijos de Israel clamaron a Jehová” (4:3) y Él levantó a la profetiza Débora para liberar a Su pueblo.

La historia de Jueces 4 es muy interesante desde el punto de vista de la cultura hebrea. Las heroínas fueron, en esta ocasión, Débora y Jael, la suegra de Moises. La profetiza Débora recibió la palabra de Dios para ir a pelear contra Jaín, rey de Canaán, con 10 mil hombres de las tribus de Neftalí y de Zabulón. Encomendó a Barac la tarea de capitanear al improvisado ejercito, pero él le condicionó, que si no iba ella, no iría. Ella de manera resuelta aceptó el desafío y declaro que Dios le daría la victoria sobre Sísara y su ejercito. Los 900 carro s del ejercito canaanita provocaban miedo a los Israelitas y representaban la superioridad militar del enemigo a la hora el combate. Una repentina crecida del torrente Cisón convirtió el valle en un lodazal en el que los carros herrados de los cananeos se atascaron. El resultado fue la derrota.

Sísara huyó a píe y se refugio en la tienda de Jael, quien le inspiró confianza, y se durmió para no despertar jamás, ya que ella le clavó una estaca de la tienda en la sien con un mazo.

Demos gracias al Señor en este día por aquellas mujeres que han tomado su lugar en la obra de Dios y le sirven con fidelidad y dedicación.

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015



miércoles, 1 de junio de 2016

Recuerda los triunfos pasados

«Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.»
Jueces 3:31 

Los filisteos oprimían al pueblo de Israel y Dios levantó a Samgar (guerrero, triunfador, diestro) para salvar a Su pueblo y por un breve tiempo traer paz a la nación.

La tragedia del pueblo de Dios comenzó, según Jueces 2:10-12 Josué y sus contemporáneos murieron: “ Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que Él había hecho por Israel. Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.” Como consecuencia de que los Israelitas se apartaran del Señor, Él permitió que sufrieran sus invasiones. En el tiempo de Samgar eran los filisteos quienes les oprimían.

Pareciera que el peligro para una segunda o tercera generación de cristianos fuera, hasta el día de hoy, no tener memoria de los actos maravillosos de Dios en favor de la generación anterior; olvidar lo que el Señor significó para nuestros padres y abuelos, no recordar las acciones maravillosas hechas en favor de nuestros antepasados recientes, no tomar en cuenta lo que significó Dios para ellos, no considerar la manera como intervino en cada momento de angustia y necesidad para traernos salvación. Y cuando esto sucede, nuestro Creador permite que se levante un Samgar, de poca historia escrita, pero mucha experiencia, para llevarnos a recordar con gratitud al Dios maravilloso que nos heredaron nuestros viejos.

Oremos cada día para que el Señor nos conceda Su gracia para apartarnos de Él y para que tampoco olvidemos todo lo que hizo con las generaciones anteriores a nosotros y lo que sigue haciendo en favor de nosotros. Que siempre tengamos una memoria saturada de gratitud.

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015


Cualidades de un buen líder

«Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.»
Nehemías 1:3 

En el versículo 4 vemos la reacción de Nehemías: Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo. Nehemías se siente triste con las noticias y avergonzado por el pueblo de Dios. En los versículos siguientes leeremos su oración. También veremos que no oró una hora solamente; ni siquiera un solo día. Las Escrituras dicen que oyó las noticias en el mes Quiseleu, y fue en el mes de Nisán cuando el rey lo dejó ir.  Había estado orando, llorando, ayunando y lamentándose durante cuatro meses. Es claro que se había tomado en serio aquellas noticias y que las guardaba en lo más profundo del corazón.

Nehemías era un hombre de oración. En su diario leemos once oraciones; más que en casi cualquier otro libro de la Biblia. ¿Por qué crees que Dios lo escogió para que fuera líder? ¿Había tenido algo que ver su vida de oración? Entre todas las personas posibles ¿Por qué escogió Dios a Nehemías, el copero de un rey pagano? Porque Nehemías era sensible ante las necesidades que veía a su alrededor, porque era digno de confianza y porque era un hombre dispuesto.

Cuando se necesitó un líder, Nehemías dijo: Yo me ofrezco!, Aquí estoy; envíame a mi!, No soy constructor, pero voy a reconstruir los muros!. El no tenia las habilidades necesarias para ese trabajo, pero si tenía un corazón bien dispuesto. Dios lo escogió por que era sensible y de confianza, y se había puesto a su disposición.

Dios esta buscando lideres que estén en posición de autoridad con capacidades como la credibilidad, la confiabilidad, y la disponibilidad. Todas esas cualidades son cuestión de decisión.

Oremos para que en tiempos de cambio dios provea a través de su pueblo, personas que estén dispuestas a vivir íntegramente delante de Él y a dejarse usar como instrumentos de bendición y de servicio para otros.

Tomado de Cita con Dios
Junio 2015

Dios levanta un libertador

«Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb.»
Jueces 3:9 

Desde el punto de vista de un historiador hebreo, encontramos desde el capítulo 2, versículo 6,  hasta el capítulo 3 versículo 6, un resumen del libro de Jueces. Después de la muerte de Josué a la edad de 110 años, el pueblo de Israel fue desobediente, rebelde, murmurador y dejó a Jehová para irse tras los dioses de los pueblos que los rodeaban. No tenían un gobierno organizado; era una especie de confederación de doce tribus independientes. Solamente tenían en común al Dios que los había sacado de la esclavitud en Egipto. Su gobierno era teocrático, es decir, que era Dios quien gobernaba la nación. La figura del juez la levantó Dios en la historia de Israel como una evidencia del pecado del pueblo.

El juez no era un rey. Dios lo levantó, junto con una jueza, para atender una crisis particular, dotados de dones de liderazgo, caudillaje y de dedicación. La labor de ellos era local y temporal; después volvían a su lugar de origen y a sus ocupaciones. La aparición de cada juez sigue un proceso que podemos esquematizar con palabras como reposo, pecado, servidumbre, clamor, levantamiento y liberación. Este ciclo se repite cada vez por aproximadamente 200 años, entre la muerte de Josué y el reinado de Saúl. Así está descrito en Jueces 2:11-19.

Cuando Israel sufrió la invasión de Mesopotamia. Dios levantó a Otoniel, sobrino de Caleb, para vencer al rey Cusaán-risataim, de Siria, para dar a su pueblo 40 años de paz y tranquilidad, hasta que este primer juez murió. Otoniel fue juez, el pueblo se mantuvo fiel a Dios y pudo disfrutar de esos años de reposo y tranquilidad.

Agradezcamos a Dios que en medio de toda tribulación, problema o angustia, Él nos levanta para ayudarnos y sacarnos de esa situación. Nuestro Señor nos ayude a ser obedientes a nuestros lideres para obtener apoyo en el momento de la prueba, reconociendo la autoridad que Dios les ha dado.

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015

domingo, 22 de mayo de 2016

” SIRVIENDO PARA MIS GENERACIONES ”

«Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.»
2 Samuel 9:7 

La historia de David y Jonatán es una de las que más impacta mi vida. La lealtad y el amor que estos dos muchachos tenían el uno por el otro es impresionante, un ejemplo a seguir; en este pasaje vemos algo que nos vuelve a sorprender, y de lo cual podemos aprender.




Jonatán no sólo le fue leal a David, sino que también fue un hombre que sirvió a su amigo durante toda su vida. Cada acto de Jonatán hacia David, desde que se desprende de su arco, su espada, sin talabarte y su manto, hasta el día en que muere peleando, fue una muestra de servicio a su mejor amigo, quien también se convertiría en su rey. Jonatán hizo todo desinteresadamente, sin ninguna intención de obtener algo a cambio porque amaba a David; sin embargo, Dios vio cada acto de fidelidad y de servicio, de tal forma que él nunca se imaginó la recompensa que Dios le daría, incluso muchos años después de su muerte.




¿Cómo recompensó Dios el amor y el servicio que mostró Jonatán hacia David? A través de él mismo, quien decide bendecir al ultimo pariente de su mejor amigo, su hijo Mefi-boset, un hombre lisiado que jamás pensó que una actitud de servicio de su padre le otorgaría el privilegio de comer a la mesa del rey todos los días y de recuperar sus tierras y posesiones.




El servicio que nosotros hacemos para Dios y para otros nunca es en vano. Tal vez en este momento no vemos ninguna recompensa por servir a Dios; sin embargo, este pasaje nos muestra como El ve cada detalle y no pasa por alto ninguna gota de sudor que derramamos ni el esfuerzo que hacemos por Su obra. Nuestro Padre siempre está viendo nuestro corazón de servicio y no sólo quiere bendecirnos y recompensarnos a nosotros, sino también  a nuestros hijos y nietos y a todas nuestras generaciones, porque a Él le agrada que nosotros hagamos algo por otros y por Su reino.




Recuerda que cada acto de servicio que realices va a traer bendición a tus generaciones, así que hazlo con gusto. Bendice a otros, ama a los demás, y sirve a Dios con todo tu corazón. El te va a bendecir y esa bendición tendrá alcances que no imaginas.




-Tomado del devocional ”Cita con Dios”

(Recompensas por servir Mayo 2014)