domingo, 5 de junio de 2016

Dios puede usar a cualquier persona

«Jefté fue jefe de los israelitas durante seis años. Cuando murió, lo enterraron en Galaad, ciudad donde había nacido.»
Jueces 12:7 TLA

Antes de la presión amonita y del surgimiento de Jefté como líder, caudillo y juez en Israel, la nación fue goernada por Tola y Jair, entre los dos gobernantes por cuarenta y cinco años.

Jefté era un guerrero poderoso, hijo bastardo de Galaat por su unión con una concubina y nieto de Manasés. Sus medios hermanos lo echaron de la casa. Habitó en Tob, a unos 23 kilómetros de Ramot de Galaat donde llego a ser jefe de una pandilla de hombres ociosos, a quienes lideraba en acciones de saqueo. Así acumuló experiencia para el combate en la defensa de su pueblo.

Frente a la invasión amonita, los ancianos de Israel pensaron en Jefté para que los condujera en la defensa del pueblo y aunque les reclamó haber sido aborrecido, aceptó el desafío y se volvió su caudillo y juez. Su primera acción fue enviar negociadores al rey amonita para evitar la guerra, con argumentos históricos bien fundamentados, pero al no aceptarlo, vino la confrontación en donde el Espíritu de Dios le concede la victoria. Es allí donde apresuradamente hace una promesa a Dios “ Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto”. A su regreso, la que salió a recibirlo fue su hija única, provocándole un dolor que opacó su triunfo.

Dos enseñanzas nos dejó Jefté: en primer lugar, que a pesar de nuestro origen poco aceptable por la sociedad, Dios puede usarnos para manifestar Su poder y Su gloria, y en segundo lugar, que no debemos apresurarnos a ofrecer a Dios algo que no estamos dispuestos a cumplir.

Eclesiastés 5:4-6 dice: “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla, porque el no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia”..

Tomado del devocional Cita con Dios
Junio 2015

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