«La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.»
Proverbios 29:23 RVR1960
Uno de los peligros más arteros en el liderazgo es el orgullo. A todos los seres humanos nos gustan los títulos, el aplauso y los honores. En el caso de los líderes, la tentación a estas cosas se potencia. Pero, además, Jesús enfatizo la actitud de servicio porque el servicio a los demás significa el reconocimiento táctico de su valor.
El servicio humilde se puede usar como herramienta para ganar poder sobre los demás. Es decir, el servicio puede tener una motivación equivocada. T.W. Manson ha señalado: “En el reino de Dios el servicio no es un trampolín a la nobleza; es la nobleza misma, la única clase de nobleza que goza de reconocimiento.”
Las personas son un fin no un medio, el servicio es un medio no un fin.
“Dios nos hizo para amar a las personas y usar las cosas. ¿Por qué es que tan frecuentemente amamos las cosas y usamos a las personas? Dios anhela levantar esos escasos líderes llenos de Cristo que usan su poder para crear lo correcto, más que para reclamar que su poder el lo correcto. Cuánto anhelo hay de líderes que ejerzan la política de la gracia, más que aquellos que se convierten en agraciados políticos. Dios quiere levantar líderes que, unidos con Cristo, lleguen a ser idénticos a Cristo en todos los asuntos de tomar decisiones” -Calvin Miller.
Cuando Jesús dijo “amaras a tu prójimo como a ti mismo”, estaba afirmando que e valor que nosotros tenemos está reflejado en el valor de las demás personas. Cuando alguien minimiza a otra persona restándole valor, realmente lo que está logrando es que se está rebajando a sí mismo. Lo contrario también es cierto, la grandeza nuestra viene cuando hacemos crecer a otros. Cuando los levantamos somos levantados. Reconocer el valor de las demás personas, evidencia nuestro propio valor. Es ahí donde radica la grandeza de la humildad.
- Tomado del devocional cita con Dios
(Recompensas por servir Mayo 2014)
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